29 de mayo de 2009

Todos decimos ser los mejores

Es curioso como la soberbia o la estupidez (lo dejo a gusto de cada quien) se repite en cualquier parte del mundo, sin importar credo religioso, costumbres sociales, idiomas o hábitos gastronómicos. Tras haber tenido la suerte de visitar distintos países he podido constatar un hecho común a todos los lugares, y es que en cada uno de ellos sus habitantes siempre dicen ser los mejores del mundo. Todos son los más graciosos, los más amables, los más vivos, los que tienen la mejor comida, los que siempre tienden una mano al visitante, los que tienen las regiones con los mejores paisajes, etc etc. Existe quien lo llama nacionalismo para disimular lo que realmente es; que suele ser incultura, envidia, complejo o una mezcla de todas estas cosas. Y todo esto se magnifica cuando el ser individual se multiplica y se convierte en tumulto, perdiendo la conciencia individual y dejándose llevar por la conciencia de grupo, lo que suele llevar en muchos casos a la radicalización de las opiniones. Lo más llamativo o irónico del caso resulta ser que si nos ponemos a comparar fríamente entre países, resulta ser que los países del verdadero primer mundo en mayúsculas, es decir el conjunto de los países escandinavos, Japón, Canadá, Nueva Zelanda y alguno más que pueda estar en ese selecto grupo, que son aquellos que realmente tienen motivos y hechos demostrables para presumir, son ciertamente los más educados y los menos prepotentes de todos. Y es que la soberbia regional es algo muy difícil de controlar y además es contagiosa; a no ser que usted haya tenido la suerte de estudiar y criarse bajo los excepcionales sistemas educativos de algunos de esos países.

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