11 de agosto de 2007

Síndrome post-vacacional y derivados...

Las vacaciones... Esa extraña temporada del año que para cada quien representa una cosa distinta y que a cada uno le llega en un momentos diferente; con la excepción de los estudiantes y profesores que reciben todas sus vacaciones a la vez. Pero obviemos a este colectivo y centrémonos en el resto de los mortales. Nos podemos clasificar en dos grupos homogéneos. El primer grupo esta formado por aquellos que tras pasarse todo el año quejándose, alterados y con insomnio crónico, al llegar las vacaciones se aburren, se cansan de dormir, de la playa, de pasear, de hacer cosas en la casa... Sin embargo al término de las vacaciones nada más pisar la puerta de la oficina, se les cambia la cara y el humor y comienzan desde primera a hora quejarse sobre su situación laboral y mencionando cada 10 minutos, que necesitan un receso vacacional.
Y por otro lado nos encontramos con el otro grupo dentro del cual, están aquellos hiperactivos vacacionales que viajan, pasean, van de fiesta, a la playa o a Irak si fuese necesario, con tal de aprovechar el tiempo. Las personas de este grupo a diferencia de los anteriores siempre sufren por el corto lapso de tiempo que duran sus vacaciones; y al regresar a la oficina no se enfurecen, simplemente se vuelven apáticos y se deprimen, hecho que se conoce como el "Síndrome post-vacacional".
Al margen de sea cual sea el grupo al que pertenezcamos, lo que realmente me llama la atención, es que jamás he conocido a nadie que llegado el fin de las vacaciones este con las pilas bien cargadas para comenzar a trabajar. A lo sumo una leve sonrisa tímida, fiscalizada entre los labios por el recuerdo de alguna compañera de trabajo...

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