Como bien sabemos, no se puede generalizar a un pueblo entero por la actitud de algunos hijos de puta que circulan libremente por las calles, aunque desgraciadamente parece que el número de estos personajes de cuarta clase va en aumento; principalmente en lugares del llamado "primer mundo" donde se "supone" que se ha educado a la gente para pensar racionalmente. Tal es el caso sucedido en la ciudad de Barcelona (España), donde en un vagón del metro, uno de estos hijos de puta a los que me refiero, agredió a un chica de origen ecuatoriano propinándole insultos, golpes y patadas en el rostro ante la atónita mirada del resto de pasajeros del vagón; los cuales cave decir que no hicieron absolutamente nada por ayudar a la víctima. En el fondo esto no me sorprende pues ya sabía yo de sobra que vivimos en un mundo deshumanizado y poco solidario; pero lo que si me sorprendió, es que tanto como desprecian y critican en Europa las leyes y las normas de los supuestos países en desarrollo y del tercer mundo y al final actúan de la misma forma. Resulta que el juez encargado del caso dejó en libertad al sujeto agresor alegando que no hubo denuncia formal. Afortunadamente las cámaras de seguridad del metro captaron a la perfección la cara del individuo y toda la agresión sufrida por la muchacha. Pero fíjense como son las cosas, la asociación de ecuatorianos residentes en España ha conseguido junto con su embajada presentarse como acusación particular, incluso el gobierno de Ecuador ha tomado cartas en el asunto presentándose como acusación internacional por xenofobia y agresión y ofreciendo a la víctima y a su familia ayudas económicas para regresar a Ecuador si así lo desean. Desde luego es admirable la cohesión que tienen muchas comunidades emigrantes a lo largo del mundo para solventar sus problemas; y de verdad me gustaría saber si nosotros actuaríamos de igual modo si la víctima hubiera sido uno de los nuestros...
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