9 de julio de 2008

Aeropuertos: corrales para el ganado

Imagino que al igual que yo, muchos de ustedes habrán visto esa película de Tom Hanks titulada "La Terminal". En ella se cuenta la historia de un hombre que por problemas políticos en su país (de los cuales él no tenía ni idea), se queda atrapado "en tránsito" en el aeropuerto de Nueva York. Ciertamente eso es un caso extremo de ficción, pero tal y como están las cosas, no sería raro que un hecho así pudiera pasarle a alguien. Personalmente me identifico mucho con esa película, puesto que he tenido la oportunidad (o necesidad según el caso) de viajar a distintos lugares y pasar por todos los trámites aeroportuarios. Siempre han existido controles, de eso no hay duda, pero después de la tragedia del 11-S todos los paises del mundo se han vuelto extremos en sus controles; lo que sucede es que si ya antes del año 2001 nos miraban a todos con cierta desconfianza, hoy en día ya no se escapa nadie, somos todos terroristas en potencia, narcotraficantes o "balseros del aire". Entiendo perfectamente que hay que realizar controles por lo que pueda suceder, pero en primer lugar no hay que ser psicótico ¡por Dios! o de verdad piensan que voy a matar al piloto con mi cortauñas de viaje; pobre piloto, morirá desangrado de tantos pellizcos que tendré que darle para matarlo con mi arma letal. Y en segundo lugar pero no menos importante, ¿por qué hay que ser grosero con los viajeros?. Pues hasta donde yo se, no creo que por decir al menos buenos días o good morning cuando uno muestra su pasaporte o su tarjeta de embarque, los agentes aduaneros vayan a perder sus galones o les vayan a reducir el salario. Nos tratan como a ganado rumbo al matadero, así que luego no es de extrañar que haya violencia contra los animales, cuando ni siquiera se respeta minimamente a las personas; bastante tedioso es esperar las largas colas, cargar con el equipaje y pasar horas en esos asientos de talla "s" de la clase turista, para además sumarle el desprecio y el maltrato con que es uno registrado e interrogado en los aeropuertos. ¡Ojalá viajar por aire fuera como ir en metro urbano!

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