CCS: Caraqueño, Consumista y Sifrino

Paseando por un centro comercial, encontré una promoción de esas que hacen sucumbir al ser humano dentro del consumismo capitalista. A pesar que ya no vivimos la época del "ta barato, dame dos", que cuando llegábamos a Miami simplemente se quedaba en "give me two" gracias a nuestro Inglés espachurrado; de hecho ya ni vamos a Miami de compras, vamos a Paraguaná y empujaditos. Pero a fin de cuentas seguimos siendo humanos y venezolanos, por tanto consumistas; si a eso le sumamos que algunos somos caraqueños, entonces también somos sifrinos (pijos, que se dice en la Madre Patria).
La cuestión es, si no me hace falta, por muy barato que me den el artículo, que rayos hago entrando como loco a la tienda a comprar, si como bien sé, no me hace falta en estos momentos, ni posiblemente la semana que viene. Pero es ahí cuando sale a relucir la conciencia del caraqueño, esa que te dice: "pana cómprate esa vaina porque el primo del hermano de la chama aquella tan rica del club tiene uno de esos, y no podemos quedar como unos pobres limpios" Es ahí cuando entramos en conflicto, por un lado nuestra parte lógica, esa que vive en un inagotable sufrimiento desde nuestros último crimen con las utilidades de navidad, que llegado el día 25 de Diciembre, hasta tuvimos que pedirle prestado al niño Jesús porque no nos quedaba ni para papel de regalo (por cierto descubrí que con la hoja de las hallacas también se pueden envolver regalos y quedan muy folk). Pero por el otro lado, esa maléfica conciencia caraqueña que todo hijo de Santiago de León posee. Todo capitalino piensa que es mejor que los del interior (por lo del monte y las culebras), que es más fashion que nadie porque viste a la última moda europea (aunque implique comprar un suéter de lana de oveja nórdica para un clima promedio de 28º), que somos muy arrechos como para bañarnos en cualquier playa porque somos socios de un club o seguro conocemos algún amigo que es socio y con el nos encaramamos todos los fines de semana. Reconozco nuestros defectos, pero somos así y nadie nos podrá cambiar, es un orgullo haber nacido en Caracas... Pero ¡que viva Europa!.